En abril de 2013, Teresa Valcarce, descubrió en un artículo escrito por Manuel Olmedo que Bernardo de Gálvez, uno de los héroes españoles de la Guerra de Independencia de Estados Unidos, no había sido reconocido como los padres fundadores del país habían determinado hace más de 200 años: colgando su retrato en el Capitolio de Washington DC.

Desde ese momento, y con la ayuda de la Asociación Cultural Bernardo de Gálvez, Valcarce ha luchado y trabajado para rescatar la figura del héroe español a ambos lados del océano consiguiendo que el Senado de EEUU aceptara un retrato del militar malagueño para, por fin, colgarlo en las paredes del Capitolio junto al resto de héroes de la historia del país.

Una campaña de más de año y medio “larga y complicada” en la que Valcarce, ciudadana estadounidense y española, ha movilizado a decenas de personas por “la causa Gálvez” que está a punto de concluir con un gran éxito: el pasado 7 de octubre, Teresa Valcarce hizo entrega del retrato de Gálvez en el Senado para que, antes de que acabe este año, sea colgado donde la historia determinó.

¿Cómo empezó tu campaña para conseguir que el cuadro de Bernardo e Gálvez fuera aceptado en el Capitolio? 

La iniciativa nació en Málaga, cuando Manuel Olmedo Checa, Vicepresidente de la Asociación Bernardo de Gálvez, dio a conocer en el año 2010 los documentos que demostraban que, a propuesta del patriota Oliver Pollock, el Congreso de Estados Unidos aprobó en 1783 que se colgase un retrato de Bernardo de Gálvez en el Capitolio. Leí esto en un articulo de prensa española y me ofrecí a localizar dicho retrato y pedir al Congreso que lo colgaran, ya que vivo en Washington DC. Después de investigar sobre el caso comprobé que el cuadro estaba desaparecido. Entonces la Asociación encargó una copia del mejor retrato que existe de Bernardo de Gálvez, pintado por Maella en 1784, al pintor malagueño Carlos Monserrate para donarla a Estados Unidos y que pudiera cumplirse la voluntad de nuestros Padres Fundadores.

¿Y cómo ha sido el proceso desde entonces? 

Largo y complicado. En abril de 2013 comencé las gestiones con mi congresista Chris Van Hollen para que aceptara mi propuesta, hasta que en enero de este año consideré que era mejor plantearla en el Senado. Para esto contacté con la oficina del Senador Menéndez. Tras varios meses de trabajo, y tras conseguir más de cuatro millones de adhesiones a mi propuesta, el día 17 de julio tuve la enorme alegría de recibir la gran noticia: Mónica Barrera, Consejera Política de Menéndez, me comunicó que el retrato había sido aceptado por Robert Menéndez, Presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado en nombre del pueblo de los EEUU.

La tarea ha requerido casi año y medio de intensas y complicadas gestiones, que he podido realizar gracias a que soy ciudadana norteamericana y con el entusiasmo que me infunde el ser también ciudadana española. Y obviamente la he realizado simultaneándola con mis deberes de esposa, de madre de tres hijos, de ciudadana muy involucrada en la comunidad española en Washington y de trabajadora de una importante organización. Pero he tenido el inestimable apoyo moral de multitud de personas que eran conscientes de la dificultad de la empresa y de que estaba prácticamente sola con la ayuda de la Asociación Bernardo de Gálvez que sin ella no hubiese llegado donde he llegado.

Tras su experiencia, ¿qué cree que podemos hacer como ciudadanos para realzar el legado de España en la historia de EEUU?

En primer lugar, informarnos de nuestras raíces comunes, que suponen tres siglos de Historia compartida. Un tercio de Estados Unidos fue español. La primera ciudad fundada en Norteamérica fue San Agustín de la Florida. La comunidad hispano-parlante está hoy representada por casi un 40% de ciudadanos de Estados Unidos y nombres españoles pueblan numerosos estados de la Unión, desde Florida a California. Y en segundo lugar, hablar, hablar y hablar de nuestra historia común, en los colegios, medios de comunicación, en las casas, tertulias, etc. No necesitamos ser historiadores ni académicos (yo no lo soy) para saber y transmitir la importancia de la contribución y legado español a los EEUU. Ha sido una gran suerte y un privilegio contribuir a la recuperación de un héroe olvidado o desconocido, que es también un héroe singular porque lo es de tres naciones: España, Estados Unidos y México. La inteligencia, el heroísmo y las cualidades humanas de Bernardo de Gálvez lo configuran como un referente moral digno de ser recuperado para ejemplo de todos. 

¿Cree que los españoles somos consciente del papel de nuestros héroes en la historia de EEUU y otros países de Sudamérica?

Creo que en general, no. En el colegio no se enseñan los héroes que participaron en la historia de EEUU. Opino que la juventud necesita referentes morales que sirvan de ejemplo. Resulta paradójico que en Estados Unidos existan siete monumentos a Bernardo de Gálvez y en España sólo uno, inaugurado hace unos meses. La recuperación de su biografía, motivada por la iniciativa de colgar su retrato en el Capitolio, debiera servir de ejemplo para que en España -y también en ambas Américas- se difunda cada vez con más vigor la labor colonizadora que nuestra nación realizó, por más que -como ocurre con cualquier país- haya páginas que mejor no hubieran sido escritas. Los españoles, a lo largo de tres siglos, realizaron auténticas gestas que hoy nos asombran por su dificultad y su trascendencia universal. Este es el mensaje que es necesario recuperar para ser fieles a la Historia. Y esta en nuestras manos el difundirlo.

¿Qué es lo que más destacaría de la «campaña Gálvez» en la que ha sido parte esencial?

La gente y el amor. Toda la gente que he conocido a lo largo de esta maravillosa aventura me ha enseñado algo nuevo y me ha marcado dejándome para siempre un legado humano maravilloso. He aprendido en año y medio lecciones humanas que ninguna universidad me podría enseñar, la gente ha compartido conmigo su sabiduría y experiencia de forma generosa y con infinita paciencia; me han enseñado campos que jamás habría pensado en estar siquiera expuesta: política, legislación, comunicación, relaciones publicas, diplomacia, a hablar en publico, diseñadora gráfica, escribir discursos, hablar con líderes del gobierno español y americano, presidentes, historiadores, investigadores, consejeros políticos, lobistas, artistas, actores, escritores, expertos en arte, embajadores, periodistas y un extensísimo y muy diverso etcétera.

La gente me ha aconsejado siempre respetando mis decisiones aunque algunas veces no las compartieran; me han hecho sentir grande cuando me he visto demasiado pequeña al lado de un gobierno tan gigante como el de EEUU; me han ayudado a esquivar los obstáculos de aquellos que no me han hecho el camino fácil; han puesto constantemente el poder de su experiencia y conocimiento al servicio de mi causa de forma altruista; han sabido ver mas allá de la importancia histórica de este proyecto y se han volcado con el lado humano de mi batalla; me han premiado tres veces, no por mi victoria final, sino por mi esfuerzo, trabajo y sacrificio en esta lucha; han disfrutado conmigo cada alegría que han sido muchas, muchísimas;  y sobretodo han saboreado conmigo el ingrediente clave de todo esto: la sonrisa porque al final «el día peor empleado es aquel en el que no se ha reído”.

Otra parte esencial de esta maravillosa campaña ha sido el amor. El amor por mis hijos que son mi inspiración y el amor por mi país que tengo lejos porque aunque no mataría por España, muero de amor por ella. Como decía María de Villota “lo conseguí porque no sabía que era imposible”.