Francisco Moreno del Collado es Físico y ha desarrollado la mayor parte de su actividad profesional en el sector de las Telecomunicaciones. Es también teniente del Ejército de Tierra (Reservista Honorífico). Tiene un MBA y varios cursos de especialización en temas técnicos y humanísticos (historia militar, cultura islámica). Es autor de artículos técnicos, de historia y relatos cortos, publicados en distintos medios (revistas, radio, Internet) y ha impartido numerosos cursos y conferencias.

Ha compaginado el trabajo con un gran interés por la historia y los viajes, lo que le ha llevado a estudiar temas de nuestra Historia que fueron verdaderas epopeyas. Es el caso del Galeón de Manila y la presencia española en el Pacífico, o los presidios y la defensa de las Provincias Internas de Nueva España. Hablamos con él del importante papel que jugó España en EEUU y de la importancia de difundir ese legado.

¿Qué papel jugó España en el oeste de Norteamérica?

Recreación bordada del Sudoeste de EEUU

España fue la potencia exploradora, colonizadora y civilizadora del sudoeste de los actuales Estados Unidos de Norteamérica, siglos antes de que apareciera por allí el primer anglosajón. Muchas ciudades de los estados de Texas, Nuevo México, Arizona y sobre todo California fueron fundadas por españoles y, además de conservar sus nombres hispanos, a menudo conservan también buena parte de su cultura heredada de España.

¿Qué papel cumplían las misiones y presidios? ¿Cómo era la vida en ellas?

Las misiones tenían objetivos religiosos, el primero de ellos la conversión al cristianismo de los indígenas, pero también sociales, económicos y políticos. El fin último era que los nativos llegaran a adoptar e integrarse en la cultura española, erradicando el nomadismo, enseñándoles oficios y técnicas agrícolas y ganaderas. De esta forma podrían ganarse la vida y convertirse en súbditos productivos y pacíficos del rey de España.

Los presidios eran la institución militar fronteriza que inicialmente defendía las vías de comunicación y pronto pasó a proteger misiones, haciendas, pueblos y minas. Tuvieron gran influencia política, económica, social y demográfica, sobre todo a partir del siglo XVIII. Los propios soldados presidiales, cuando sus tareas militares se lo permitían, trabajaban como colonos de tierras próximas a su presidio. Estos fuertes atrajeron a su vez a nuevos colonizadores por lo que con frecuencia fueron el germen de nuevas poblaciones, muchas de las cuales perduran en la actualidad.

La vida en las misiones era en general austera, muy reglada por los misioneros. Para los nativos, la nueva cultura que les intentaban imponer podía resultar difícil de comprender y adoptar, pero la alternativa era una escasez y una violencia demasiado frecuentes.

La vida en los presidios era también austera, agotadora para las tropas por la gran cantidad de tareas encomendadas y muy peligrosa. Se decía que un soldado presidial vivía muy rápido, pero podía morir muy lento, por ejemplo, si caía en manos de los apaches.

¿Y los Dragones de Cuera? ¿Cómo se formó este cuerpo?

Desde la guerra Chichimeca, los virreyes de Nueva España vieron la necesidad de construir pequeños presidios para intentar mejorar la seguridad de las vías de comunicación. Las tropas que los guarnecían, las tropas presidiales, aunque financiadas casi siempre por la Corona, no estuvieron nunca integradas en los ejércitos reales. De hecho, no tuvieron su primer reglamento específico hasta 1729. Fueron pues un cuerpo aparte específicamente creado para la frontera norte del virreinato.

En cuanto a las cueras que les dan nombre y que utilizaron desde el principio, fueron una evolución del peto y espaldar usado por los primeros conquistadores. Era mucho más barato y práctico, en aquellas regiones a menudo semidesérticas, usar unos chalecos largos de varias capas de piel curtida, las cueras, para protegerse de flechas y armas blancas.

¿Por qué esta historia no se nos ha contado? En las películas del lejano oeste no hablamos de estas hazañas.

En España hay grandes historiadores y excelentes tesis y trabajos sobre ese primitivo Lejano Oeste, que abarca desde mediados del siglo XVI hasta la tercera década del XIX. Pero una cosa son los especialistas y otra la divulgación. Las raíces del lejano oeste que nos cuenta el cine, les guste o no a los americanos, son netamente españolas. Pero ni en los colegios, ni (apenas) en la literatura, ni en el cine, ni en las series de TV se habla de él. Solo ahora este tema empieza muy tímidamente a ser conocido.

Recreación bordada del fuerte de El Álamo

El cine del oeste se centra en el periodo que va desde la guerra de Secesión hasta la década de 1890. Ni siquiera suele prestar mucha atención, aparte de El Álamo, a la guerra entre USA y México, en la que los primeros arrebataron a los segundos el inmenso territorio conocido como el Gran Norte Mexicano y que fue también el Lejano Oeste español. El cine del oeste parece querer atribuir solo a anglosajones y norteamericanos en general, una epopeya que, en condiciones mucho más duras y meritorias, habían llevado a cabo mucho antes los españoles.

La única película que conozco en la que aparecen con claridad dragones de cuera, aunque sea marginalmente, se titula en español Los cañones de San Sebastián, y es de 1968. Aun así, la huella española no está perdida del todo en las películas del oeste. Veamos varios ejemplos:

  • En la versión original de Fort Apache, de John Ford, nos encontramos con que Cochise habla en español.
  • En Joe Kidd, de John Sturges, los mexicanos luchan contra un terrateniente norteamericano para recuperar las escrituras de sus tierras que les dieron los españoles.
  • Las películas sobre California, y en concreto las que tratan de El Zorro, son las que más conservan el sabor hispano, aunque sean bastante folclóricas.
  • En Siete ciudades de oro, de Robert D. Webb, se narra una versión de la Santa Expedición de Gaspar de Portolá y Fray Junípero Serra con la que se inició la colonización española de la Alta California. La película, en nuestra opinión, tiene cierto interés, aunque el tiempo no le haya sentado demasiado bien.

¿Qué podemos hacer para difundir este extenso legado español en EEUU?

Divulgar, divulgar y divulgar. Con rigor. Hacer lo mismo que se ha hecho con respecto a Blas de Lezo o la circunnavegación de Magallanes-Elcano: escribir artículos y libros, dar conferencias, organizar exposiciones, y siempre intentando llegar a los más jóvenes ¿Por qué no contarlo en colegios e institutos?

Si encima algún productor estuviera dispuesto a financiar una película o, mejor, una miniserie, o incluso un videojuego, se podría convertir un tema tan poco conocido en un auténtico bombazo. Porque además serviría para demostrar que la Historia no es siempre la que te cuentan en el cine.

Si tuviera que escoger un personaje de la historia de España en EEUU, ¿Cuál sería? ¿Por qué?

Pues voy a escoger a más de uno, que además no serán de los de siempre (Álvar Núñez Cabeza de Vaca, Francisco Vázquez de Coronado, Hernando de Soto, Juan de Oñate, Bernardo de Gálvez, Fray Junípero Serra…).

El primero es el criollo de origen vasco coronel Juan Bautista de Anza (1736-1788). Fue capaz de abrir una ruta desde Sonora a Alta California y luego de llevar allí colonos españoles, lo que aseguraría la presencia hispana en aquella remota provincia (sin colonos suficientes no hay colonización efectiva). Dio órdenes de fundar la misión y el presidio germen de lo que hoy es la ciudad de San Francisco. Lo hizo en 1776, el mismo año en que las Trece Colonias proclamaban su Declaración de Independencia. También luchó contra los apaches y contra los comanches. A estos últimos los derrotó en una campaña de película, matando al gran jefe Cuerno Verde y forzando la firma de un tratado que convirtió a estos indios en aliados de facto de los españoles contra los apaches.

El segundo es el brigadier Pedro de Nava (1741- c.1810). Durante más de 20 años fue Comandante General de las provincias Internas de La Nueva España y en él recayó, durante un periodo de tiempo inusualmente largo, la defensa de aquella inmensa frontera. Fue autor de varios documentos de gran interés, entre los que destaca Prevenciones que han de observar los Comandantes de las Compañías y Destacamentos para el Servicio de Campaña., que es de hecho el primer reglamento para la lucha contraguerrillas del Ejército Español ¡Se escribió en América y pensando en los apaches!

El último al que quiero citar es al teniente coronel Manuel Antonio Cordero y Bustamante (1753-1823). Consiguió una brillante hoja de servicios luchando contra los apaches en las Provincias Internas. El militar y explorador americano Zebulón Pike le describió como uno de los comandantes militares más capaces de la frontera novohispana. Cordero fue además autor de un documento de enorme valor antropológico, Noticias relativas a la nación apache.

A modo de colofón: ¿Alguien duda ahora de que el Lejano Oeste fue español mucho antes que estadounidense?