José Antonio Crespo-Francés y Valero nació en Madrid en 1957. Es Coronel de Infantería en situación de Reserva y ha combinado la vida militar con los estudios de Historia. Cuenta, entre otras titulaciones, con un Máster en Estudios Amerindios por la Universidad Complutense de Madrid y un Doctorado en Artes y Humanidades por la Universidad de Navarra. Además, es autor de varios libros sobre la historia de España en América, en los que abordó la vida de personajes como Juan de Oñate, Pedro Menéndez de Avilés o Blas de Lezo. Su última obra es La expedición de Coronado. La gran aventura del septentrión novohispano. Edición de la Relación de Castañeda: camino a la India, en busca de las Siete Ciudades, publicada el 21 de octubre de 2021.
Comencemos por el principio: ¿cuál es el origen de Francisco Vázquez de Coronado?
Nacido en Salamanca y como hijo de un soldado de la Reconquista, Capitán General de la Frontera y Prefecto de Granada al servicio de los Reyes Católicos y de Carlos I, se trasladó con esa mentalidad de frontera a Nueva España, acompañando al primer virrey don Antonio de Mendoza, su protector. Además de sus contactos políticos, sería el poder económico de su esposa Beatriz, descendiente de tesoreros y contadores de origen judío al servicio del rey católico, lo que le permitió poder realizar la importante inversión económica exigida para la organización de su expedición, en la que, como en todas, el riesgo económico se compartía con la Corona. Otra razón para intentar buscar la fama y el ascenso social en Nueva España se debió a su condición de segundón, ya que, al no tener la posibilidad de heredar, se fue a buscar fortuna en América.
¿Qué motivó a Vázquez de Coronado y a sus acompañantes a explorar el continente?
El título completo de mi libro pone de manifiesto el proyecto y motivación de Coronado: La expedición de Coronado. La gran aventura del septentrión novohispano. Edición de la Relación de Castañeda: Camino a la India, en busca de las Siete Ciudades. Se expresa el decidido propósito de alcanzar Asia y se añade la búsqueda del mito, algo muy presente en muchísimas exploraciones.
En el caso de Coronado, perseguía el mito de las Siete Ciudades, inicialmente descrito gracias a los relatos que trajeron Cabeza de Vaca y sus tres acompañantes, y luego convenientemente adornados por el imaginativo fray Marcos de Niza cuando afirmó en su informe que “son las casas por ese orden que los indios me dijeron, todas de piedra con sus sobrados y azuteas, a lo que me pareció desde un cerro donde me puse a vella”.
¿Qué legado dejó Francisco Vázquez de Coronado en los lugares por los que pasó?
Coronado dejó un legado de conocimiento geográfico, tal como nos muestra su relator Castañeda de Nájera, creando un primer acervo informativo de los actuales Estados Unidos de América, en lo que se conoce como el Suroeste.
Tal como expone Castañeda en su Memorial, no se pudo alcanzar ese paso de mar entre los océanos, pero se adentraron en la región de las Grandes Llanuras y Praderas, se reconoció la cuenca del río Grande y se alcanzó el Gran Cañón.
Comparando los números al origen y al final de la expedición, ¿cree que fue un éxito o un fracaso?
Mirada aisladamente resultó un fracaso, pero no es esa la visión ni evaluación que se debe hacer. Con el conocimiento del territorio obtenido por esta y otras expediciones se irían articulando las vías de comunicación y la seguridad frente a las incursiones de los pueblos nómadas, así como avanzar en el poblamiento mediante el trinomio presidio, misión, pueblo.
Fruto de aquel titánico esfuerzo quedarían señalados los caminos generadores del intercambio cultural, cuyos registros e información encontramos en las crónicas, relaciones, memoriales, informaciones, cartografía histórica y demás documentación existente en nuestros archivos españoles, tanto privados como estatales.
Su libro se publicó una semana después del Día de la Hispanidad, ¿piensa que Francisco Vázquez de Coronado, junto al resto de exploradores del continente americano, deben de ser celebrados?
Por supuesto que sí. Rotundamente deben ser celebrados y reclamada la memoria de todos ellos, exploradores y misioneros, nombres como Cabeza de Vaca, Coronado, Soto, Oñate, Juan de Anza, Gaspar de Portolá y un interminable etcétera bajo cuyos pasos se desarrollaron los caminos reales y las vías marítimas.
La intención del libro no es otra que la de ofrecer la imagen de la España de la época de la exploración, población y asentamiento. Creo que nuestra historia, con luces y sombras como la de todos, es fascinante y no lo es solo para nosotros, sino también para muchos historiadores extranjeros. Es una historia magnífica, una historia imperial, con dos vertientes, como tiene el espíritu humano, un lado bueno y también otro malo.