Poco a poco se va investigando más en profundidad la ayuda que la Corona española prestó a los llamados “patriotas” estadounidenses en su lucha por la independencia de Gran Bretaña de distintas formas: víveres, munición, infraestructura… Lo cierto es que no son pocas las hazañas de la Guerra de la Independencia americana en las que participaron españoles, cuyas acciones resultaron en muchos casos decisivas para el devenir de la causa de George Washington y las 13 colonias.

Uno de estos españoles olvidado es Juan de Miralles Trayllón. Alicantino de Petrer (1713), viajó a Cuba en 1740, estableciéndose en La Habana. Desde allí comerciaban con las colonias norteamericanas y, con el paso del tiempo, congenió con los ingleses asentados en lo que hoy es la costa este de Estados Unidos, hasta el punto de que, durante la Guerra de Independencia, formó un servicio secreto que obtenía inteligencia para los patriotas mediante espías como el fraile Antonio de Sedella, cuya identidad no fue descubierta en 50 años

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Con el fin de sacar a la luz la aportación de este alicantino a la independencia de Estados Unidos, el historiador cubano Salvador Larrúa Guedes ha publicado ‘Juan de Miralles: biografía de un padre fundador de los Estados Unidos’, que se ha presentado recientemente en Miami. Entre otras cosas, Larrúa señala el “silencio oficial” que ha imperado desde el nacimiento de Estados Unidos sobre las importantes contribuciones españolas a la independencia.

Una de las anécdotas más relevantes que cuenta Larrúa en su libro es la gran relación de amistad entre Juan de Miralles y el que sería primer presidente de EEUU, George Washington. Tras un arduo trabajo de investigación y documentación en el Archivo de Indias de Sevilla y en la Biblioteca del Congreso de EEUU en Washington, D.C., el historiador logró encontrar una amplia correspondencia entre ambos de la que se deducía su gran amistad.

Tal fue la relación que cuando el General se quedó sin fondos para pagar la soldada de su ejército de patriotas voluntarios, De Miralles, junto con otros comerciantes, reunió oro por valor de 300 millones de dólares actuales y lo enviaron en barco hasta los territorios controlados por las tropas de Washington.

Juan de Miralles murió en 1780 de pulmonía en la casa de George Washington, donde recibía los cuidados médicos de su esposa, Martha, mientras aún se libraba la guerra de independencia. Al entierro del español asistió el Congreso de Estados Unidos al completo, como muestra de agradecimiento por la ayuda que prestó el alicantino durante el conflicto armado, que continuó hasta 1783.