Jorge Ramos (Ciudad de México, 1958) es uno de los periodistas hispanos más afamados y seguidos de Estados Unidos. Trabaja en Univisión, cadena líder en español en el país americano y con presencia en otros dieciséis países de Centroamérica y Suramérica. Tras especializarse en periodismo televisivo y relaciones internacionales en UCLA y la Universidad de Miami, comenzó su carrera en EEUU en 1984 y durante estos treinta y tres años de ejercicio profesional ha conseguido situarse como uno de los referentes informativos de todo el continente. Presenta desde 1986 el Noticiero de Univisión, informativo líder, y desde 2007 el semanario  Al Punto. En su dilatada carrera ha cubierto diversos conflictos bélicos internacionales y campañas políticas, tanto de EEUU como de otros países americanos. Su ejercicio profesional le ha dotado con más de diez galardones, así como ser portada de TIME como una de las 100 personas más influyentes del mundo. Esa misma revista le ha concedido estar entre los 25 hispanos más importantes del país y Newsweek también lo ha situado en su lista de los 50 políticos y periodistas más importantes de EEUU. Invitado a clausurar las II Jornadas de Medios de Comunicación y Cultura del Instituto Cervantes, nos atendió para hablar sobre la comunidad hispana de EEUU, la realidad política actual y las tendencias del país.

¿Qué significa ser hoy hispano en Estados Unidos?

Significa ser parte de una minoría que crece que está aprendiendo qué es tener poder político y que sabe que muy pronto seremos un poder económico y político sin el cual nadie podrá gobernar ni decidir nada. Es impresionante ver cómo ha crecido esta comunidad hispana en diferentes niveles: tanto los medios, como la política y la economía de EEUU no se puede entender sin el componente hispano. Antes existíamos, pero éramos invisibles; los números ahora nos han hecho imprescindibles: más de la mitad de los niños que nacen son hispanos.

¿Puede entenderse a la comunidad hispana como un conjunto?

Ciertamente, la comunidad hispana no es monolítica. Encontramos a los históricos mexicanos, pero ahora está creciendo mucho la población de origen puertorriqueña y centroamericana, así como la cubana. A pesar de las diferencias geográficas, todavía hay un elemento que nos aúna a todos: el español. Según los últimos informes del PEW, tres de cada cuatro hispanos hablan español. Este porcentaje puede aumentarse notablemente si contamos los distintos niveles de conocimiento de español. A la lengua, hay que unirle un elemento temporal que ha conseguido unirnos a toda la comunidad: la oposición a Trump. Cuando empecé a trabajar en EEUU, en 1984, me presentaba y la mayoría de entrevistados recelaban de conceder una entrevista a un medio hispano. Pero pronto, en algunas ciudades, los informativos en español fueron ganando audiencia, cada vez más, y de repente, en la ciudad de Los Ángeles, el informativo más visto fue uno en español. Luego este hecho se pasó a Miami, Chicago, Nueva York… En todas aquellas ciudades con una fuerte presencia hispana los informativos en nuestra lengua tienen altos índices de audiencia. Sobre todo, porque somos la voz del periodismo libre para muchos países de América Latina en los que aún hay restos de censura o control de medios.

¿Cómo valora la relación entre España y la comunidad hispana de EEUU?

Personalmente, quisiera ver a una España mucho más cercana a los hispanos de lo que está ahora. La relación histórico-cultural y política entre España y toda América es innegable. Sin embargo, creo que se debería tener un papel mucho más activo en la defensa de inmigrantes e hispanos contra Trump; quisiera una España mucho más activa, presente y dinámica. Sé que es un tema diplomático difícil pedirle al Presidente español que se involucre en la política interior y que pueda ser tuiteado por Trump. Una democracia no se debe meter en los asuntos internos de otra, pero hay algunas líneas que creo que sí están para cruzarse. No obstante, nuestra relación, la de España y los hispanos, va mucho más atrás que con el dirigente de turno, sea quien sea. Un líder siempre es temporal, pero una unión entre sociedades siempre es más poderosa y antigua, y esperemos que no se resienta.

¿Cree que esa oposición a Trump ocasiona que en el panorama político-institucional actual dominen los demócratas o la facción republicana no cercana al Presidente?

Sin duda. Yo creo que la gran tendencia que se está viviendo en EEUU es un movimiento antiTrump. Solo hay que fijarse en la ola de ataques que ha lanzado Trump: contra los inmigrantes, las mujeres y el medio ambiente. ¿Y qué consecuencia ha tenido en el país? El aumento del apoyo a los inmigrantes, las mujeres y el medio ambiente. Las campañas a favor de estas causas están a la orden del día en EEUU. Además, cada vez es mayor el poder político y cultural que están adquiriendo estas campañas y eso es nuevo. La sensación de tener una fuerza que antes no se tenía une a todo el país, y a toda la comunidad hispana, de cara a las elecciones de 2018 y 2020. A mí lo que me da esperanza es que en el año 2044 no habrá ninguna mayoría clara en el país. Estados Unidos nació siendo un país de minorías e inmigrantes y en ese año volverá a esos orígenes. Todas las comunidades (blancos, hispanos, negros y asiáticos) seremos unas minorías, más o menos numerosas, pero ninguna superior numéricamente a las demás. Contra ese hecho no puede luchar ni Trump ni nadie. La realidad es que EEUU es un país de minorías y eso o lo abrazas o lo asfixias.

¿Coincide con compañeros suyos que achacan a los medios la creación del “fenómeno Trump”?

Sí y no. Los medios nos equivocamos, deberíamos haber sido mucho más críticos durante la campaña. Prácticamente, dejamos que dijese lo que quisiese hasta un momento en el que ya era muy tarde. Eso los medios en general, los hispanos, desde que el 16 de junio de 2015 anuncia su postulación y en la misma comparecencia tacha a todos los mexicanos de drogadictos, violadores y ladrones, sabemos posicionarnos. Nuestro problema es que somos bastante más pequeños y no llegamos a la población general, como sí lo hacen los medios en inglés

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. Pero la culpa también se remonta más atrás: no nos dimos cuenta del enorme resentimiento económico que existía en la población hacia las minorías y los inmigrantes. Y este resentimiento es de todas las comunidades, no olvidemos que un 29% de los hispanos votaron a Trump a pesar de todo lo que dijo.

¿Espera presencia hispana en el ticket electoral del 2020?

El creciente poder hispano debe encontrar su voz. La voz de los hispanos clama en el desierto de la representación. Somos un 18% de la población y apenas tenemos 4 senadores y 31 congresistas (4% y 7% en cada cámara). Este déficit lo equilibramos los periodistas, quienes nos convertimos muchas veces en políticos de las minorías. Es cierto que en las elecciones de 2016 tuvimos en la carrera republicana a dos senadores, Ted Cruz y Marco Rubio, pero ambos abandonaron. A día de hoy, se escuchan voces sobre todo en el ala demócrata. Parece que están postulando a candidatos como Julián Castro, ex Secretario de Vivienda con Obama y Alcalde de San Antonio, o Luis Gutiérrez, que anuncia que va a dejar el Congreso tras 13 mandatos, a saber si para empezar a preparar su campaña de 2020. Sin duda, veo bastante posibilidades de que eso ocurra; creo que hay una gran tendencia anti Trump y cualquier líder que sepa aglutinar estas posturas puede contar con un fuerte viento de cola. Y me parecería muy saludable que este líder fuese hispano.